miércoles, 12 de noviembre de 2008

Hace mucho tiempo...

Mis nietitos, vengan con la abuelita, que voy a contarles una historia muy interesante. Voy a cotarles como era la vida hace mucho tiempo, cuando yo era jovencita así como ustedes.

Cuando nací, yo vivía también en la casa de mi abuela. Era una casa muy bonita, con muchos árboles, muchas flores. Allá, tuve dos mascotas, un pollito y un gatito. La casa estaba en una calle muy tranquila, donde todos los vecinos se conocían. Siempre que mi abuela necesitaba algo, todos los vecinos iban a ayudarle. En aquel tiempo, as personas eran amigas, todos se ayudaban, se saludaban, las relaciones humanas eran bien distintas de hoy en día.

En mi ciudad, las calles eran más tranquilas. Los niños podían jugar todo el tiempo. Jugábamos al escondite y entrábamos en las casas de los vecinos, que no se molestaban con eso. No había tanta violencia, las mamás y los papas podían trabajar sin preocupación, porque sus hijos estaban seguros.

Cuando yo tenía unos diez años, toda nuestra família se transladó a una gran ciudad. Allá, la vida se nos hizo más complicada. Mi abuela ya no nos permitía jugar en la calle, nosotros no conocíamos a nuestros vecinos y ellos parecían no querer conocernos. En esta gran ciudad, los niños se quedaban siempre en sus casas, con sus videojuegos y televisiones. Yo sólo tuve algunas amigas en la escuela, donde los niños podían jugar, hacer amigos, divertirse, en fín, la escuela era para mí una isla de diversión el medio de la soledad.

Cuanto más el tiempo pasaba, más complicada se hacía la vida. En mi adolescencia yo quería salir con mis amigos, ir a las fiestas. Pero mi abuela no dejaba. Ella tenía mucho miedo de la violencia, que crecía más y más. ¿Qué hacíamos? Los fines de semana íbamos a las casa de los amigos y os quedábamos charlando por horas. ¡Era bastante divertido también!

En aquél tiempo, yo tuve muchas dificultades, pero había muchas cosas buenas también.

¿Les gustó mi historia?

Z... Z... Z

¡Qué bueno... ya durmieron todos!

:)

1 comentario:

Elzimar dijo...

Qué bueno es recordar!