martes, 21 de octubre de 2008

Pasado y futuro

Cuando yo era muy jovencita, en pleno apogeo de mi mocedad, con mis veinte y pocos años, el mundo era muy distinto de hoy en día. Los autos, por ejemplo, andaban por la calle, que eran unos trazados de la ciudad donde los autos podrían transitar. Incluso, los autos no eran capaces de volar como hoy, ellos tenían ruedas, que lo hacían arrastrarse por el suelo. En aquella época, existían más autos y autobuses que calles y avenidas, por eso habían grandes embotellamientos. Muchas veces, nos quedábamos presos en el transito por horas y más horas.

Aquel tiempo también tenía sus ventajas. Íbamos a las tiendas para hacer compras, existían galerías donde podíamos elegir nuestras ropas e zapatos. Hasta podríamos probar las ropas. ¿Pueden creer? Tengo mucha nostalgia de aquel tiempo en que las compras no llegaban hasta nuestra casa, nosotros que íbamos a ellas. Era fantástico vestir una chaqueta, mirar en el espejo para ver como se quedaba en el cuerpo. Hoy, es un pesar hacer compras sólo por la Internet.

Otra cosa que echo de menos son las comidas. Ellas no eran en cápsulas como hoy. Tenían sabor, olor, textura, color. ¡Humm! Me encantaba las masas y las carnes. Es una lástima, pero nunca seré capaz de describir el olor de una parrillada. ¡Era maravilloso!

Eran tiempos muy buenos. Echo de menos muchas cosas, y tengo la certidumbre que le iban a gustar mucho vivir en aquella época.
:)

lunes, 6 de octubre de 2008

Sábado aventuroso

Nenes y nenas, ayer fue un día muy raro, me pasaron situaciones interesantes que tengo que contarles.

Ustedes conocen a Carmen Navarro. ¿sí? Aquella cantante madrileña que sale con un actor italiano guapísimo, Matteo. Entonces, sábado Carmen hizo un show en Santiago, en la Plaza de las Armas, totalmente “de gorra”. ¿Tú crees? Claro que yo no podría perder.

Tan pronto supe del show, llamé a mi amiga Dulce María, que vive en Santiago. Ella se puso muy animada! Lo bueno es que yo tendría una habitación para hospedarme. Como saben, vivo en Viña de Mar, a ochenta kilómetros de Santiago, mas o menos a una hora y media en autobús. Soy muy animada. ¿Verdad?

El sábado, hice mi maleta con ropas confortables y fui a la estación de Viña. Pronto percibí que mi día sería muy complicado, un autobús salió en aquel instante, tuve que esperar otro por más una hora. ¡Qué lástima!

Cuando llegué a Santiago, Dulce María ya me esperaba lista. Estábamos entusiasmadas, porque somos fanáticas de Carmen y de su pololo Matteo.

El show estaba marcado para las ocho horas de la noche, llegamos a la Plaza a las cinco de la tarde y ya estaba completamente llena. En el único espacio vacío que encontramos, no conseguimos ni siquiera ver el escenario. Fuimos desvíandonos de la multitud hasta llegar un poco más cerca, pero cuánta gente había! Claro, Carmen es una estrella internacional muy conocida.

El reloj dio las ocho, las nueve, las diez horas, y Carmen no aparecía para cantar. Los espectadores empezaron a quejarse. Ellos gritaban, pataleaban, silbaban y llamaban por Carmen, cuando el productor subió en el palco anunciando que ella estaba a camino. ¡Menos mal! Porque después de tanto esfuerzo, precisábamos ver aquel show.

Cuando Carmen subió en el palco, solo escudábamos los gritos y aplausos de todo el público. ¡Fue muy lindo! Cuando ella cantó la primera canción, admito que me puse emocionada.

Todo estaba perfecto, el show estaba sublime e impecable, cuando percibí que yo precisaba ir al baño de cualquier forma. Dejé a Dulce María esperándome y me fui a dificultosa tarea de buscar un baño en aquella multitud. Yo ya no tenía más fuerzas, pensaba que no iba más a soportar, cuando tuve la suerte y avisté un baño detrás del escenario. Salí corriendo como loca, hasta llegué a pensar que era un espejismo. Súbitamente, me tropecé y me caí atónita al suelo. Abrí mis ojos con un poco de dificultad y no creí en lo que veía: Matteo. Sí, el novio guapo de Carmen, aquel hombre hermoso y atrayente me tornó en sus brazos, me miró con sus ojos penetrantes y dijo:

- “Sta bene?"

¡Bien! Yo estaba maravillosamente bien. Pensé que estaba soñando, pero lo que ocurrió después fue muy rápido. Carmen Navarro venía en nuestra dirección, corriendo y gritando cosas incomprensibles. Además, ella traía a cuatro guardias. Mientras tanto, Matteo intentaba explicarle aquella situación desconcertante, pero Carmen sólo gritaba y golpeaba a Matteo. Celosísima ella... y descontrolada también. ¿Verdad?

Cuando conté a Dulce María lo que pasé, ella no creió en una palabra mía. Todo el público salió del show comentando que fue maravilloso, estupendo, majestuoso... pero sólo yo sé lo que aconteció entre bastidores. Deje la revista ¡Hola! saber lo ocurrido, irá a haber chismes y más chismes... jejeje

¡Besos y abrazos a tod@s!
:)